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Recientemente, Luis Díaz se coronó campeón de la liga de Inglaterra, una de las competencias más importantes y exigentes del mundo. Con este logro, se convirtió en el segundo colombiano en alcanzar este título, después de Juan Guillermo Cuadrado.

La reflexión que hoy queremos dejar es: ¿Qué pasa con los demás futbolistas? ¿Se sienten frustrados al no lograrlo?
Aquí comienza el verdadero aprendizaje: el deporte, como la vida misma, es un camino donde muchos sueñan, muchos trabajan incansablemente, pero pocos alcanzan la cima. Y no por eso, quienes no llegan dejan de ser valiosos o merecen menos reconocimiento.

Cada día vemos a jóvenes y padres de familia persiguiendo el sueño del fútbol profesional; a futbolistas profesionales anhelando salir del país; y a quienes logran salir, deseando ser campeones. Pero en este trayecto, son pocos los que logran cumplir todas esas metas. Así funciona también la vida: muchos trabajan, pero pocos llegan a ser gerentes; muchos habitan un país, pero solo uno es presidente.

Y eso no debe hacernos sentir menos. No debe arrebatarnos la felicidad.
Como bien decía el filósofo San Agustín de Hipona : “No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita”. Aplicado al deporte: no es más feliz quien levanta más trofeos, sino quien sabe disfrutar plenamente el lugar en el que está, el proceso que vive, el equipo que representa.

Pocos serán campeones, sí. Pero todos tenemos la oportunidad de ser felices si aprendemos a valorar el presente, agradecer el camino recorrido y disfrutar cada momento.

La verdadera victoria está en disfrutar del viaje, no solo en llegar a la meta.


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